Aires de locos

Loqueros, manicomios, acilos. Términos que conviven en el imaginario colectivo y en el relato periodístico. Con una carencia mayor: sus protagonistas no están. La exclusión de una patología los dejó al margen de la convivencia familiar y del contacto social.
Están -para muchos- ausentes. Ausentes de debate, ausente de reivindicación, de estímulo externo. Pero hay una fuerza interior que los mueve e incita a potenciar sus capacidades. Son los denominados “locos” con mucho por decir, y poco espacio desde el cual comunicar.
En pocas ocasiones sus vivencias tienen aparición en medios masivos. La representación de la realidad que los medios realizan los priva de interactuar con un público extenso y heterogéneo.
El arte de crear desde la locura es una interesante historia para contar, aún cuando los prejuicios están latentes y la sociedad no pueda concebir al paciente de un nosocomio de otra manera que no sea como un desbordado mental.

Cosa de locos

Como los locos de la azotea, “Los Colifatos” también ser convirtieron en pioneros de su experiencia. Los primeros buscaron en la radiofonía concretar la obsesión de transmitir desde la terraza, haciendo llegar las voces y los sonidos através del éter. Los pacientes del Borda utilizando el mismo aire, en otros tiempos y con otras experiencias, desean traspasar los muros y que la sociedad sea la receptora.
Con la implementación del programa, el relato reivindicatorio del paciente con trastorno neuropsiquiátrico fue narrado desde los pasillos del Hospital porteño, en una experiencia intramuros que supo traspasar todas las barreras de los prejuicios y los conceptos erróneos. En este ámbito pudieron mostrar las producciones materiales y simbólicas.
Con ritmo tranquilo pero persistente, Alfredo Olivera y Laura Gobet lograron un espacio de comunicación para producir cultura. El Westinghouse enorme que utilizaba Olivera fue testigo de aquellas grabaciones que recuperaron las palabras, las voces y que además quedó como registro desde 1986, tiempo en el cual nació esta sana experiencia. Trasladada a columna radial, la idea fue conservar la narración de las vivencias desde la expresión de cada interno. Luego aparecieron los mensajes “del afuera” para generar un verdadero y constructivo feedback.
En este espacio de construcción, contención y encuentro; las contrariedades también estuvieron presentes pero los logros pudieron superar cada una de ellas. Alcanzaron una transmisión propia con un programa radial emitido desde el patio del hospital como estudio de radio. Después vinieron las investigaciones internacionales a reflejar el fenómeno. Hasta que en 2004 saltaron a la pantalla televisiva en “Telefé”, con “La Colifata TV”.
La gran historia que conforma “La Colifata” es una verdadera respuesta a la ausencia del tema en la agenda mediática. Es también un desafío para los colectivos sociales que piensan a los medios como canales de transformación y gestan experiencias de comunicación alternativa. Guiones espontáneos de las vivencias y el aprendizaje, luz roja que indica aire y es testigo; y el oyente como cómplice. La Colifata está en el aire.

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